domingo, 26 de agosto de 2012

Columna de opinión. "El PIB: un volador de luces."


El PIB es uno de los índices macroeconómicos más importantes en la historia de la economía mundial, pero sin duda, también es uno de los que más se presta para malas interpretaciones e incluso, para manipulaciones.

Claro, porque el PIB suele usarse por los políticos como sinónimo de bien estar social. Así se muestra, a través de este índice, cómo el país avanza hacia el desarrollo y diversas demagogias que camuflan el real estado de las cosas.

Lo cierto es que el PIB no mide el bien estar social. Uno de los primeros en advertirlo fue el Premio Nobel en economía Simón Kuznets que en 1962 frente al Congreso de su país (Estados Unidos) espetó lo siguiente:
“Hay que tener en cuenta las diferencias entre cantidad y calidad del crecimiento, entre sus costes y sus beneficios y entre el corto y el largo. [...] Los objetivos de "más" crecimiento deberían especificar de qué y para qué” []

En Chile, hoy, hacen sentido estas palabras. El PIB per cápita de nuestro país (riqueza del país dividida en la cantidad de habitantes del país) es de US$ 16.172. Cerca de ocho millones de pesos. Eso, al año y por persona. Analizándolo desde el punto de vista del PIB es una cifra tremenda. Tanto que el FMI considera que para el 2016 el PIB per cápita llegará a los US$ 20.000.

Si vemos estas cifras en las noticias o en los periódicos suenan bien, alentadoras, pero la realidad es otra: según una encuesta hecha por el INE el año 2011 el promedio del sueldo del chileno es $360.000 al mes, alcanzando los $4.320.000 al año, casi un 50% menos que la medición del PIB. Esto, sumado a que la encuesta del INE mide el sueldo de cada trabajador chileno, en cambio, el PIB per cápita asigna los US$ 16.172 por cada habitante, siendo este un lactante recién nacido o un adulto, aumentando así el dinero en cada hogar.

Esto pone sobre el tapete el problema real: la desigualdad. El 94,5% de los chilenos vive en un hogar donde los ingresos mensuales son inferiores a $2 millones. El 55% de los hogares genera ingresos por menos de $510.000. El 1% más rico del país genera $7.843.061 al mes, es decir, el PIB per cápita anual pero en 30 días.

Los datos a estas alturas sobran. La discusión debe centrarse en lo mediático: si tenemos gobiernos que se esmeran en camuflar la realidad a través de cifras como el PIB per cápita u otras, el problema de la desigualdad demora en ser atendido. Es necesario que la clase política (y sobre todo el gobierno de turno) lo asuma sinceramente y deje de mostrar al país un Chile ficticio que descansa en los laureles de una cifra que camufla y distrae, un volador de luces: el PIB.

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